The Story of Helen Keller, The Girl Who Could Not See, Hear or Speak I’d like you to know the story of Helen Keller, who could neither see nor hear from the time she was a baby. Yet the brilliant girl was able to overcome all those handicaps, to graduate from a college with honors and become a useful citizen. I must say there was nothing wrong with Helen Keller when she was born. Her father and mother were very proud of their pretty baby, who tried to say “pa-pa” and “ma-ma”. For nineteen months Helen grew bigger and stronger. She was able to walk when she was a year old; she could say a few words. But one day the child fell ill. She must have been very ill. For days she was laid up with a high fever and soon the parents learned that their darling would never be able to see and hear. The little child was now doomed to a life of silence and darkness. She could not hear what was said to her and did not know how to talk, she was unable to play with other children. When Helen was 6 years old her parents took her to Baltimore and then to Washington to famous doctors to find out if they could do something to make her hear and see again, but the doctors could do nothing. The child was hopelessly deaf. Dr. Bell said the Kellers should address the Perkins Institution for the blind in Boston and ask if they could send someone to help the child. It was a wonderful day for Helen Keller when Ann Sullivan arrived in March 1887 to take charge of the child who could neither hear nor speak. Helen was nearly seven, Ann Sullivan was past twenty. Ann Sullivan found a way to make herself understood. She gave the child a doll, and taking Helen Keller’s hand she slowly spelled out "d-o-l". The child learnt for the first time that things must have names. When Miss Sullivan later spelled into the little girl’s hand the word “w-a-t-e-r” and then let the water from the pumps run over her hand, a new light seemed to brighten the face of the child. During the next 3 months, she learned 300 words and could even put some of them into sentences. Miss Sullivan loved her pupil who was so quick to learn. She lived with Helen, played with her and worked with her every hour of the day. By means of the hand language, Helen and her teacher were able to talk to each other. Helen learned to read books that were printed for the blind with raised letters. She also learned to use the typewriter to write what she wanted to say. When Helen was 10 she was determined that she would learn to speak. At first she learned only the sounds of the letters of the alphabet, but soon she was able to say words and sentences. In the story of her life Helen Keller writes, “I shall never forget the surprise and delight I felt when I uttered my first connected sentence: “It is warm.” At first she had much difficulty with her speech, but Ann Sullivan understood what Helen trying to say. Helen practised speaking day after day until at last she developed a clear voice. Later she was able to speak before large crowds which came to hear her whenever she lectured. At the age of 20 Helen Keller passed all the difficult entrance examinations to Radcliffe College. Helen did extremely well in her classes and was able to keep up with the other students. Helen wrote “The Story of My Life” while she was in college. In her writings and lectures Helen did everything she could to help and encourage others who were blind.

La historia de Helen Keller, la niña que no podía ver, oír ni hablar Me gustaría que conocieran la historia de Helen Keller, que no podía ver ni oír desde que era un bebé. Sin embargo, la brillante muchacha fue capaz de superar todas esas desventajas, graduarse de una universidad con honores y convertirse en una ciudadana útil. Debo decir que Helen Keller no tenía nada de malo cuando nació. Su padre y su madre estaban muy orgullosos de su lindo bebé, que intentaba decir “pa-pa” y “ma-ma”. Durante diecinueve meses, Helen creció y se hizo más fuerte. Pudo caminar cuando tenía un año; ella podría decir algunas palabras. Pero un día el niño enfermó. Ella debe haber estado muy enferma. Durante días estuvo postrada con fiebre alta y pronto los padres se enteraron de que su amada nunca podría ver ni oír. El pequeño niño estaba ahora condenado a una vida de silencio y oscuridad. No podía oír lo que le decían y no sabía hablar, no podía jugar con otros niños. Cuando Helen tenía 6 años, sus padres la llevaron a Baltimore y luego a Washington donde médicos famosos para ver si podían hacer algo para que volviera a oír y ver, pero los médicos no pudieron hacer nada. El niño estaba irremediablemente sordo. El Dr. Bell dijo que los Keller deberían dirigirse a la Institución Perkins para ciegos en Boston y preguntar si podían enviar a alguien para ayudar al niño.Fue un día maravilloso para Helen Keller cuando Ann Sullivan llegó en marzo de 1887 para hacerse cargo del niño que no podía oír ni hablar. Helen tenía casi siete años y Ann Sullivan tenía más de veinte. Ann Sullivan encontró una manera de hacerse entender. Le dio una muñeca al niño y, tomando la mano de Helen Keller, deletreó lentamente "d-o-l". El niño aprendió por primera vez que las cosas deben tener nombre. Cuando más tarde la señorita Sullivan deletreó en la mano de la niña la palabra "agua" y luego dejó que el agua de las bombas corriera sobre su mano, una nueva luz pareció iluminar el rostro de la niña. Durante los siguientes 3 meses, aprendió 300 palabras e incluso pudo convertir algunas de ellas en oraciones. La señorita Sullivan amaba a su alumno, que aprendía tan rápido. Vivía con Helen, jugaba con ella y trabajaba con ella cada hora del día. Mediante el lenguaje de las manos, Helen y su maestra pudieron hablar entre sí. Helen aprendió a leer libros impresos para ciegos con letras en relieve. También aprendió a utilizar la máquina de escribir para escribir lo que quería decir. Cuando Helen tenía 10 años estaba decidida a aprender a hablar. Al principio sólo aprendió los sonidos de las letras del alfabeto, pero pronto pudo decir palabras y oraciones.En la historia de su vida, Helen Keller escribe: “Nunca olvidaré la sorpresa y el deleite que sentí cuando pronuncié mi primera frase conectada: “Hace calor”. Al principio tuvo muchas dificultades con su discurso, pero Ann Sullivan entendió lo que Helen intentaba decir. Helen practicó hablar día tras día hasta que finalmente desarrolló una voz clara. Más tarde pudo hablar ante grandes multitudes que acudían a escucharla cada vez que daba una conferencia. A la edad de 20 años, Helen Keller aprobó todos los difíciles exámenes de ingreso al Radcliffe College. A Helen le fue muy bien en sus clases y pudo mantenerse al día con los demás estudiantes. Helen escribió "La historia de mi vida" mientras estaba en la universidad. En sus escritos y conferencias, Helen hizo todo lo que pudo para ayudar y animar a otros ciegos.